Patriota cubano nacido en Trinidad, Santi Spíritus, Cuba el 13 de septiembre de 1832, que llego a ser Presidente de la República en Armas
Sus padres, oriundos de italianos, disfrutaban, al venir él a la vida, de una desahogada posición. Casi niño fue enviado a [[Europa]. Después de algunos años de estancia en el viejo continente y en los Estados Unidos, volvió a su ciudad natal, rico de conocimientos, despierta la imaginación, gozoso el espíritu. En los Estados Unidos comenzó a estudiar medicina, carrera que no llego a terminar por haberse dedicado activamente al comercio
Inflamado de ardiente patriotismo desde los más tiernos años, tomo parte en la conspiración de que fue caudillo y mártir Isidoro de Armenteros. Huyendo en esa época de la persecución española, refugiose en los Estados Unidos, de donde regreso a poco. Sin perder tiempo se dedicó tenazmente a prepararse para otra conspiración y para tomar las armas nuevamente contra el colonialismo.
Producto de cargos militares que desempeño en su pueblo, cuando estalla la guerra y se alzan en las Clavellinas, se une al campo insurrecto, aportando sus conocimientos militares y resistiendo más de un año en solitario en la provincia de Las Villas. Solo cuando ya se vio aislado y sin recursos emprendió la marcha al Camagüey, bajo la jefatura militar, entonces, del mayor general Ignacio Agramonte y Loinaz. Allí desempeñó importantes combates como los de Sebastapol y la Horqueta, asumiendo después la dirección de la Brigada Sur. En la Cámara de Representantes se distinguió siempre por el radicalismo franco de sus ideas. Nombrado más tarde Presidente de la Cámara, se vio, por tristes circunstancias, exaltado interinamente a la Presidencia de la República, producto de sucesos ocurridos en las Lagunas de Varona. Decreto medidas enérgicas entre ellas la del famoso decreto bolivariano a virtud del cual sería condenado a muerte y pasado por las armas todo emisario, español o cubano, que se presentara en el campo de la insurrección haciendo proposiciones de paz, no basadas en los principios sustentados por los cubanos rebeldes. Después de entregar la presidencia a Tomás Estrada Palma, y volver a ser diputado, tuvo que sufrir el trago amargo de participar en las negociaciones del Pacto del Zanjón.
Ingresó en el Partido Autonomista, partido del que fue un leal y convencido adepto. La revolución del 95, obra de José Martí, lo tuvo entre sus adversarios. Pensando acaso en hacer un bien a su patria, se entrevistó con Bartolomé Masó, a raíz del pronunciamiento de éste en Bayate, tratando de convencerlo y atraerlo a la legalidad bajo el régimen de España, cosa que fue inútil. Tuvo que sufrir el bochorno de que se propusiese aplicarle el decreto que el mismo había promulgado en la contienda pasada. Cansado ya producto de sus noventa años, y después de terminada la guerra, muere el 29 de octubre de 1917.
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